Texto: Alejandra Cervantes Macías

Fotos: Colección Familia Cervantes

Lo que adorna la navidad no son solamente la cena y esos regalos que tanto anhelamos abrir.  Esos momentos mágicos de unión llegan mucho antes, empiezan con los preparativos, me refiero a los momentos en que los integrantes de la familia empiezan a tener ideas como la de  pensar: “¿de qué color queremos hacer el arbolito este año? ” y las respuestas van cambiando con cada navidad permitiendo llegar ideas nuevas…

Se dice que cada uno de nosotros tenemos un don, quiero contar que el don de mi hermana mayor Lulú seguramente era el de la creación de manualidades. Esto podría ser algo común en el 2020,época en la que buscamos imágenes y compramos en línea y todo llega a tu puerta.

Aparte de tener ese don, Lulú tenía esas ganas, esa tenacidad que hace especial a los momentos a los que me refiero, los de preparación y adornos en los años 70. Como no existía nada digital, la búsqueda que hacía ella era en revistas, las compras las hacía en tiendas donde vendían artículos de unicel, resistol, pinturas y muchos otros objetos que ella sabía bien cómo utilizar. Se organizaba con tiempo; no sé exactamente cuándo pero compraba todas las cosas. Además, sabía bien cómo darnos a cada uno de nosotros, los  5 hermanos, una actividad por hacer, sencilla o difícil. Lulú sabía que cada uno de nosotros podríamos participar en estos preparativos navideños.

Esto me hace dar un paso en el pasado cuando mi hermana mayor nos daba  indicaciones para hacer los adornos navideños, llegan a mi mente diferentes manualidades que le gustaba hacer, objetos como hongos con el tallo blanco y el “sombrero” rojo con los típicos puntos blancos.

Me gusta recordar en particular un año en que se le ocurrió  hacer muñecos de nieve. En esa ocasión, y no sé muy bien por qué, también se encontraba Carlos,  el único hombre  entre todas las hermanas, como decía mi mamá. Lo único que él hacía era burlarse y hacernos reír mientras nuestra gran organizadora Lulú nos pedía hacer los ojitos, nariz con alfileres de cabeza grande. Una anécdota en particular es que también pidió hacer boquitas, entonces él apretaba la boquita como si quisiera dar besitos… esa era para Carlos, la forma de hacer boquitas y así entre bromas y risas  nuestros muñequitos de  nieve que adornaron ese año nuestro arbolito tendrían hasta pequeñas y hermosas bufandas rojas.

La importancia de recordar cuántos y cuáles adornos navideños hicimos es también recordar muy bien ese sabor de hermandad y unión en familia que perdura aún ahora, cuando yo, fuera de mi país y de mis tradiciones con mi actual familia preparo mis adornos navideños que compramos ya hechos. Me hubiera gustado  mucho también realizar adornos  con mis hijos,  pero igual soy feliz en conservar las manualidades que ellos hicieron en la escuela cuando eran pequeños.

Me gusta pensar que ” lo que adorna esta  navidad”… es especialmente ella, mi hermana mayor, quien ahora no está ya con nosotros. Su recuerdo ESTARÁ BRILLANDO SIEMPRE EN MI CORAZÓN.

Alejandra Cervantes Macías

Me dicen japonesa pero soy 100 por ciento mexicana y aunque me haya ido a vivir al extranjero amo las tradiciones y los colores de mi tierra.  Soy mamá de Juan Diego y Giancarlo. Estoy aprendiendo a vivir un día a la vez, mi nombre es Alejandra.