¿Dónde está el listón? – reclamó el inspector de Cultura nada más llegar-. A mí me convocaron a una inauguración y sabido es que en una inauguración se debe cortar un listón-. ¿Dónde demonios está entonces el listón inaugural?¿A dónde han ido a parar nuestras venerables tradiciones terrícolas? ¡Ah! – exclamó con sorna el inspector. Acabemos con esta farsa de una vez. ¿Y ahora me dirán que esos estorbos en el patio son esculturas participativas? ¡Haberlo dicho antes! Aún me faltan tres inauguraciones y el Honorable Consejo Galáctico no está para derroches espacio-temporales.

Luis Felipe Fabre, Tierra Incógnita , 2019

 

Texto y fotos de Brenda Martínez Carrera y Humberto García Cervantes

Hemos llegado a SOMA, escuela de arte contemporáneo en la Ciudad de México. “Tierra incógnita” se lee en letras grandes color morado. Al parecer el propio inspector de cultura que llegó a inaugurar se fue con un mal sabor de boca. Nos han entregado un mapa para explorar este lugar desconocido.  

De pie frente a un monitor de televisor viejo, en un cuarto color rojo con objetos personales, una langosta y una mujer conversan, “Oh Pochis, todos sabemos que los organismos que no son dominantes tampoco se extinguen, solo sobreviven”. La atmósfera produce fascinación y extrañeza.

Tierra Incógnita es la culminación de los 2 años de aprendizaje, diálogo, intercambio, reflexión y trabajo de los once integrantes de la generación 2019 del Programa Educativo SOMA que materializan sus ideas y sentires en piezas de arte contemporáneo listas para interactuar con las emociones e interpretaciones del público.

El ambiente de ciencia ficción envuelve el lugar, prevalece la diversidad de formatos, dimensiones, materiales, temáticas, conceptos y disciplinas, que convergen y chocan entre sí.

“Son 11 puntos de vista diferentes que se van hilando, que se cohesionan no en lo temático, ni en lo visual, sino en una idea, una búsqueda del lugar donde estamos parados, donde nos estamos conociendo y desde donde nos estamos retratando como humanidad”, comentó Marcela Chao, coordinadora de la exposición.

Caminamos por los pasillos. Primigenio, caldo cósmico, análisis clínicos, un montón de tierra y huesos, particularidades sin sentido, un recordatorio sobre lo que somos. Un volcán, tradiciones, danzas, sombras, sonidos. Cuadros colgados en la pared con objetos que resultan familiares. Espacio en blanco, figuras, cuerpos en una lucha de poder.

“El arte contemporáneo te abre las puertas a pensar desde distintos ángulos, ver las cosas desde distintas esquinas, quitarte el prejuicio y no importa si no entiendes porque no hay una sola interpretación de las cosas, sino muchas”, compartió Marcela Chao.

Cada pieza revela el mundo interior de su creador, sus preocupaciones, deja ver la amplia investigación que hubo detrás, pero sobre todo, lanza una invitación a pensar y sentir en conjunto, a entablar un diálogo.

Para Carolina Díaz, encargada del área de comunicación en SOMA, es importante que el público conozca qué es lo que está pasando en el arte contemporáneo, qué es lo que se está formando y las nuevas propuestas en México.

“Como que sentimos que mucho se quedan con Frida Kahlo y Diego Rivera, y que ya no hay nada más allá, pero se siguen formando artistas y todavía hay mucho”, expresó Díaz.

Del lugar se sale alterado, mareado, maravillado, emocionado, pensativo. Nunca indiferente. ¿Qué es todo esto que uno acaba de ver, qué significa? No hay respuestas. Al final la exposición comparte el mismo lamento de la ciencia ficción, esa preocupación de fondo por el rumbo que como humanidad hemos tomado. Busca recuperar aquel sueño olvidado en el que todos éramos capaces de crear e interpretar, en lugar de limitarnos a consumir y esperar mensajes digeridos.

“El arte, dado el grado de avance de nuestra evolución, resulta ya imposible, y cualquiera que asegure lo contrario deberá ser reportado como un impostor. Persiste, sin embargo, como el recuerdo de un sueño que se va difuminando y se manifiesta, a veces, como una inexplicable nostalgia de nuestro origen humano”.

Luis Felipe Fabre, Tierra Incógnita, 2019

 

Les invitamos a viajar a esta Tierra Incógnita, donde lo importante es el diálogo que surge de los propios pensamientos y sentimientos al entrar en contacto con las piezas.

Hasta el 22 de junio.

Lunes a viernes de 10 am a 7pm, y sábados de 10 am a 2pm.

Dónde: En las instalaciones de SOMA, calle 13 #25, col. San Pedro de los Pinos, Ciudad de México.

Entrada libre.

Dense una vuelta también por los Miércoles de SOMA, en ellos podrán disfrutar de mesas redondas, pláticas de artistas, presentaciones de libro, eventos musicales, proyectos artísticos en vivo de manera gratuita a partir de las 8:30 horas.

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