Collage: Humberto García

Al filo de marzo, como cierre de los festejos por nuestro aniversario, invitamos a personas amigas, lectoras, seguidoras y maestras a escribir sobre nosotros, Revista Baladí. 

A continuación presentamos 8 testimonios y reflexiones acerca de las experiencias personales que se han despertado a partir de este proyecto, aprendizajes, descubrimientos y encuentros con lo valioso de pensar y hacer trabajo cultural en este país.

¡Muchas gracias por seguir y aportar a este espacio! 

Patricia Cervantes, lectora

Para mí lo valioso de Revista Baladí es dar a conocer el punto de vista de gente joven en los diferentes temas que han abordado, saber que hay personas investigando y profundizando información que a veces parece tan cotidiana y que es parte de nuestra vida, de nuestra historia.

La forma de escribir que tienen, basada en investigación real, hoy cualquiera se atreve a dar una opinión sin bases, sin fundamentos solo porque les parece lindo y romántico, lo publican y lo comparten. Cuando yo los leo puedo confiar en que es información fidedigna. 

A través de estos tres años he conocido más de mi ciudad natal, Ciudad de México, me encanta la sección “pata de perro”, logran que afloren las emociones, los recuerdos, y que cuando la visite tenga el interés de ir a esos lugares que no conocí cuando vivía allá. Me encanta que atrapen momentos de la cultura y nos los muestren. Los eventos en los que han participado y hacen participar a la gente se me hace geniales.

Gracias, Revista Baladí y felicidades por estos tres años. 

Xóchitl Rivera, lectora y colaboradora

Pienso que lo valioso de Baladí es su consideración con sus lectores. Sus editoras y editores siempre están actualizándose y cuidando los detalles de su contenido. Creo que ahí reside su originalidad porque cuando un equipo editorial no hace eso, entonces se cae en clichés y se vuelve más de lo mismo y aquí no, incluso los temas mainstream (como se les llama) son abordados desde una óptica muy fresca, lúdica y crítica sin caer en el juicio o regaños.

Celebro mucho este aniversario, felicidades.

Ariadna Rodríguez, lectora y colaboradora 

Para mí, la Revista Baladí fue un descubrimiento. Fue un oasis en el desierto por su frescura. Lo que más me pareció valioso y original fue que le dieran espacio a la voz de lo cotidiano, al silencioso duelo del desamor, a la sonrisa pícara del amor, a la lista del mandado. Sin embargo, lo más genial para mí es escuchar a estas voces sencillas y sin pretensiones, del que no escribe, del que solo está dolido, del que tiene mucho tiempo sin escribir o del que de plano se dedica a otra cosa. Y es que finalmente todos tenemos experiencias, sentimientos, sensaciones y aunque es fácil encontrar eco en publicaciones profesionales, de libros o revistas, sin duda, no es lo mismo que expresar lo propio como podamos o con “nuestro propio estilo”; firmándolo con nuestro nombre con todas sus letras, o tras la máscara del pseudónimo. 

Por otra parte, también las colaboraciones profesionales han resultado actuales y de alta calidad. Lo cual en lo personal me encanta, pues me hace sentir feliz y orgullosa de haber compartido aquí mi trabajo, y además, de querer seguir haciéndolo. 

¡Muchas felicidades por su aniversario! Y de todo corazón espero que lo sigan haciendo y creciendo. 

Ángel del Pilar, lectora,  colaboradora y tallerista

Lo baladí que trasciende

Leer revistas es una tarea de entretenimiento. Lo curioso es encontrar  contenido que te atrape desde un primer momento; o simplemente dirigirte a los temas que son de tu interés.

Con Revista Baladí  me sucedió que como lectora solo me quedaba con los temas de mi interés, pero en repetidas ocasiones termino navegando entre otros contenidos disfrutando del modo, la forma y la sustancia de  la revista.

Me gusta la soltura de la pluma de los colaboradores, la emoción o la intensidad que les provoca el tema a tratar.

Una sección que disfruto enormemente es Diario Colectivo.  Me causó gran placer pensar y después leer qué era lo que escribían los otros, las otras en un mismo día o en un mismo mes. Los pensamientos varios, las anécdotas, el jugar de la palabra de una forma poética o simplemente la canción que tocó esa mañana o esa tarde en la cabeza del que escribe, del que comparte.

Algo muy memorable es cuando una lectora-colaboradora se había gozado uno de mis textos.

Cuando hubo Doctora Corazón y me descubrí en la morbosidad de lectora  y de lectura de los otros, las otras. Colaborando para ésta revista me ha dado el goce  de leer y ser leída.

Me gusta mucho guardar la lectura para una hora específica del día; la tarde noche.

Para mí el peso de una revista independiente radica en los que colaboran en ella. La veta  de palabras, pensamientos, entusiasmo y disposición para trabajar y compartir un proyecto que no resulta fácil. El trabajo en equipo  es todo un reto para cualquiera. Requiere de paciencia y dedicación. Mostrar el resultado a muchos lectores es como desvelar un producto con la calidad  de lo sustancial y trascendente de la vida y nuestro entorno.

El otoño es naranja, persona lectora y colaboradora 

Contrariamente  a su definición, Baladí no es para  nada una cosa superflua,  al contrario creo que ha sido  el refugio de muchas de las personas  que disfrutamos de su contenido en las noches  de insomnio, los días de desconsuelo, las épocas amorosas o las temporadas de huracanes   emocionales y climáticos.   Siempre  me he considerado  una no escritora porque  sufro cada vez que lo intento,  no estoy conforme y me atormenta ese  altar a  les  artistas  que  como sociedad  hemos creado; me digo a mí misma que yono lo soy, que mis palabras no merecen ser leídas. 

¿En  qué me  ha ayudado  leer, escribir  y participar en  ésta revista? Primero que nada a perder el miedo. Como la base de las mejores redes sociales, el  anonimato del diario colectivo  es un tesoro que permite mostrar los más ocultos sentimientos y pensamientos, que contribuye  a aclarar las ideas y reconocernos en un espacio-tiempo  diferente, pero presente. En segundo lugar, aunque  me niegue a aceptarlo, el poder de sanación que puede   llegar a tener el escribir algo que no puedes ser capaz de decir es insuperable.

Gracias  por el pequeño  espacio, por el canal  de comunicación con otr@s,  por lograr que mis   palabras también sean importantes.   Por más años aumentando esta comunidad lectora.    

Darien Rosales, lectora y colaboradora

“Todo el tiempo buscas cambiarme”Y a la mitad de esa oración me di cuenta que afirmo quién soy y la verdad es que hace mucho dejé de tenerme en cuenta.

Tuve que repasar rápidamente los escritos que hice para Diario Colectivo e incluso hojee los de otras personas. 

Es increíble cómo nos tallan las pequeñas cosas que engañan con apariencia de cotidianas; y no es sólo en ellas que se esconden inmensas posibilidades y mundos, también en nuestros cuerpos.

Con los cuerpos que sentimos y experimentamos lo baladí, y es en el cuerpo y lo que sentimos que construimos nuestras palabras y pensamientos.

En el diminuto mohín de sonrisa de Beto se escondía un abismo de posibilidades que todavía a veces me desconcierta, en el sabor de cardamomo de mi café hace unos meses recuerdo el confort y el amor de mi familia. Hoy nada de eso está. 

Lo puedo re-visitar pero jamás será lo mismo.

Tan sólo pensar en eso me agita al grado de querer llorar.

Y si en las cosas pequeñas se esconden tantos “hubieras” y “hubos” se magnifica el inter-cambio con un otro. Un otro que experimenta y sufre, padece, sonríe, disfruta y vive gracias a los detalles que trastocan su circunstancia diaria.

Y uno camina como El Loco en el sendero que le toca y trastoca a otros. E intercambia lo que hace crecer de lo que uno medio entiende de Aristóteles. 

El tiempo siempre busca cambiarnos, no los otros. Los otros quizás sólo son artífices. 

Pero hay artífices que nos vuelven inmensos, no sólo en nuestras posibilidades, sino en lo que ya somos.

Shirel, persona lectora y colaboradora

Me incorpore como colaboradora en el Diario colectivo en junio del año pasado. Y desde ahi descubri que tenia una pasión apagada, escribir mis sentimientos, experiencias y al mismo tiempo poder transmitir a quien lee los textos algun sentido de empatía. Escribir cada mes es una maravillosa experiencia compartida.

El valor de Baladí radica en la oportunidad que ofrecen a nivel individual de poder plasmar textos enriquecidos con acciones y vivencias, en donde cada texto nos hace transportarnos a una etapa de la vida o recordar un lugar especial, que al publicar el texto se vuelve colectivo y nos permite conocer la cultura de las diversas personas que escriben, asi como los lugares que visitan o redactan para el lector.

A pesar de tener un seudónimo, escribir con ustedes me ayudó a tener confianza en mis textos y lo que deseo transmitir a quien los lea. Es muy gratificante pertenecer a su revista y poder aportar mi granito de area, en el mar del conocimiento de “alguien” que desea explorar nuevas panoramas culturales.

Mil gracias por su apoyo y felicidades que sigan los éxitos y que sigamos creciendo como familia Baladí.

Manuel Olvera, lector y colaborador

Realmente no soy fan de los cumpleaños. Primero porque he vivo traumas cuando los comencé a festejar por mi cuenta en las últimas diez primaveras: muy pocas personas se acordaban, las fiestas se cebaban y nadie iba, me peleaba con mis parejas… en fin. Opté por no festejar mis cumpleaños. Al final aprendí a verlo sin apego y como un día más. 

Pero bueno, siempre ocurre, que otros lo ven distinto y me recuerdan siempre cosas distintas a las que quiero. Porque tal vez festejar el cumpleaños ya es superfluo y banal, pero las memorias antes del cumpleaños son las que posiblemente si tengan motivo de festejo. 

Y pues Baladí, a través de su apertura me dejó interesantes memorias que se quedan en sus palabras y en sus textos, pero que muchas veces el suspiro lagrimoso de los amigos guatemaltecos hace réplica; o la constante historia de tristeza, o el recuerdo de que se puede más de lo que se espera.

Rodrigo Farías Bárcenas, lector, asesor, colaborador

Yo colaboro en Revista Baladí porque me parece un acierto su línea editorial, la cual consiste en propiciar una lectura colectiva de nuestra realidad, con una actitud reflexiva que nos infunde el ánimo de transformarla, visible en el lenguaje mediante el cual se comunica. Mi intención es unirme al propósito compartido de quienes -en la comunidad cultural, de la que forma parte la publicación- están resueltos a elaborar proyectos que contribuyen a conformar una sociedad más democrática, dispuesta a defender su derecho a la cultura y mejor organizada para producir y difundir bienes culturales, porque no debemos conformarlos con sólo consumirlos. A lo largo del último año, hemos venido creando una conversación cada vez más clara e intensa entre nosotros -todo el equipo de trabajo- y con el público lector. Espero que sigamos haciéndolo como hasta ahora: sin desfallecer.