Cansados de planear, proyectar y pensar en torno a los pendientes de la semana, nos detenemos un momento. A veces con cambiar de aires basta. Hoy somos afortunados: nuestra oficina itinerante tiene un jardín con pasto, tierra mojada y árboles, un lugar sencillo pero hermoso. Nos hacemos un espacio para sentir y pensar de otras formas.

Las nuevas hojas de los árboles, el calor y el viento de los últimos días del invierno nos recuerdan que marzo se avecina y con él nuestro aniversario.

 

*** 

Cumplir años usualmente es motivo de celebración: invitamos a los amigos, partimos un pastel y brindamos con cerveza o agua de Jamaica. Tras finalizar la fiesta,  cuando todos se han ido, nos miramos al espejo. Aunque el reflejo nos devuelve nuestra imagen familiar, encontramos en ella pequeñas diferencias, manchas que nos separan de quienes fuimos hace un año. 

Las arrugas y cicatrices en nuestra piel, como testigos de los caminos emprendidos, nos recuerdan nuestras batallas: mantener un proyecto cultural es como una carrera de resistencia. Todo parece estar en contra dentro de un sistema donde se desdeña el pensamiento y las reflexiones sencillas, las cotidianas, las de nuestra propia voz. Un sistema que busca la comercialización de la creatividad como fin último.

Ahora somos conscientes de nuestro lugar en esta carrera. Sabemos y enunciamos las ideas que nos guían, los fines que perseguimos y los sueños que nos inspiran: renovamos nuestra política editorial, la cual próximamente haremos pública. Al nombrar nuestros ideales trazamos el camino que queremos seguir resistiendo. 

Nos reinventamos. A lo largo de marzo les presentaremos nuevas secciones, cajones que reorganizarán nuestras ideas de una forma más auténtica y alineada a nuestra postura frente al conocimiento. 

Sabemos de los peligros al exterior pero no perdemos de vista el cuidado de nosotros y de nuestro trabajo como equipo Baladí. Valoramos los aprendizajes que hemos adquirido al trabajar juntos, las fortalezas que hemos desarrollado y la sintonía que en estos tres años consolidamos. De igual forma, celebramos nuestras experiencias de vida; somos más de lo que sabemos. Respiramos, nos hidratamos, tomamos aliento y seguimos trotando.

Tenemos claro, tras este cumpleaños, nuestros objetivos; uno de los más importantes es el seguir generando diálogos dentro y fuera de nuestros textos. Buscamos que nuestras palabras y voces, que nuestro trabajo se convierte en semilla y que aporte a la germinación de nuevas formas de concebir y de trabajar la cultura.

Con cada año que pasa nos sabemos más y más acompañados. El cariño y el apoyo viene de lugares familiares  pero también se asoma de personas y lugares que nunca imaginamos conocer. 

Gracias a nuestro equipo conformado por personas aguerridas y de inagotable creatividad. Gracias a nuestras amigas y amigos, siempre al pie del cañón. Gracias a nuestros colegas del ámbito cultural que con su experiencia y trabajo nos inspiran. 

Gracias a quienes tuvieron la confianza de publicar con nosotros, ya fuera un artículo, un cuento, un poema o una entrada del diario colectivo, su confianza nos abraza. Gracias a nuestros mentores, personas llenas de sabiduría que deciden compartirla con Baladí. Gracias a nuestras lectoras y lectores, sin ustedes este viaje no sería posible. 

***

Rodeados por la naciente primavera vemos lo baladí que aparece en todos lados: el viento por entre las ramas de los árboles, los estudiantes de secundaria sentados en el pasto, los niños que miran el jardín a través de una ventana, las hormigas que atacan a quienes invaden su jardín. Estampas de una biblioteca, que como la cultura, se encuentra llena de vida y es reapropiada de muchas formas. 

Hasta dónde nos llevará el viaje, no lo sabemos. Esto, lo de aquí y lo de ahora, esto que hemos construido en colectivo y que es nuestro, eso es lo que hoy nos importa. 

 

Susana Colin y Humberto García