Collage: Humberto García
No estaba consciente del significado que tenía para mí José Ángel Mantequilla Nápoles, hasta que me di cuenta participando en dos experiencias distintas entre sí, pero conectadas por una persona. Me refiero, por una parte, a mi inscripción en el taller El uso de la entrevista y la memoria como detonantes para desarrollar proyectos artísticos, convocado por el Gimnasio de Arte y Cultura. Y por la otra, a mi asistencia al teatro para conocer Baños Roma, obra basada en la historia personal del campeón mundial, radicado en una convulsionada Ciudad Juárez, montada por la compañía Teatro Línea de Sombra. La vida reconstruida del boxeador me llevó a reflexionar en la mía, provocando que resurgiera en mí su figura como uno de los ídolos de mi infancia, como alguien que en ese entonces influyó en mi manera de percibir el mundo. Pero más allá de un asunto personal, mi propósito es mostrar cómo coincide, se entrecruza, un proyecto pedagógico con otro teatral, con el cuidado de la memoria como terreno en común. Tal coincidencia lleva a reflexionar acerca de lo que significa producir en el trabajo cultural, que en este caso se refiere no a la consecución de objetivos comerciales, sino a estructurar un plan de acción para llevar a cabo procesos de reconfiguración social que contrarrestan la violencia. De ahí su relevancia.
La memoria como detonante
Durante las últimas dos décadas se ha consolidado en la colonia Roma de la Ciudad de México un circuito artístico y cultural, una de cuyas características es la oferta de modelos educativos de carácter sui generis o alternativo. A dicho circuito pertenece el Gimnasio de Arte y Cultura, centro educativo concebido para desatar el potencial creativo de quienes ahí participan. Opera desde 2007, enfocándose en la formación, producción, diseño e instrumentación de talleres, cursos y diplomados en fotografía y artes visuales.
En julio de 2013 convocó a un taller que desde su nombre indica la peculiaridad de la experiencia en cuestión: El uso de la entrevista y la memoria como detonantes para desarrollar proyectos artísticos. Su objetivo, según la carta descriptiva, era que los asistentes conocieran “la técnica de la entrevista como una herramienta útil y fundamental para realizar el trabajo de campo de cualquier tipo de proyecto de investigación social o cultural”. Constaba de tres ejes temáticos: claves para hacer una entrevista significativa / reconstrucción de la historia personal / y cómo traducir el material anterior en trabajo poético. El grupo se integró con personas dedicadas a la fotografía, educación artística, gestión cultural, artes plásticas y comunicación. Las dinámicas de aprendizaje no estaban orientadas a la búsqueda de definiciones teóricas sobre la memoria y la entrevista, sino a tomar conciencia mediante prácticas de expresión corporal de cómo nos acercamos a los otros a través de nuestra propia historia.
La convocatoria era pertinente con mi perfil de trabajo y lo que necesitaba para renovarlo, pues me hacía falta algo así para mejorar mi manera de contar historias personales, las de terceros, mediante la crónica o la entrevista, como ha sido habitual en mi labor periodística. No esperaba, sin embargo, que el taller influyera en cómo entiendo mi biografía y en los modos de relatarla. Aumentó la ya patente necesidad que tenía de hacer cambios en mi escritura, por ejemplo, incorporando a los escritos el registro de mis propias vivencias, sin menoscabo del valor informativo, apartándome así de las normas propias del periodismo positivista. Adquirí más confianza en mi intuición. Me propuse producir textos con una cualidad más reflexiva. Y empecé a tener mayor lucidez acerca de cómo participo en la actividad cultural.
Las sesiones se llevaron a cabo del 26 al 30 de agosto de 2013, dirigidas por la historiadora Melina Alsogaray y la actriz Antígona González, ambas con amplia, eficaz y solidaria práctica en el trabajo comunitario, en particular el relacionado con migrantes. El último día de prácticas, Antígona nos invitó a que asistiéramos a una obra en la que estaba participando, precisamente Baños Roma, en el teatro Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque, en la Ciudad de México. Afortunadamente, hice caso a su invitación. Asistí el domingo primero de septiembre y un día después, a través del correo electrónico, tuve con ella un intercambio de impresiones acerca de la obra y su relación con los aprendizajes en el grupo. Comprendí entonces la razón por la cual nos pidió que asistiéramos: no estábamos obligados, pero sí era conveniente para que observáramos cómo se concretaba y ponía en práctica uno de los métodos de trabajo que guiaron nuestro aprendizaje con ella y Melina, el que consiste en recopilar información acerca de una historia personal para transformarla en una propuesta estética. Este procedimiento fue uno de los que formaron parte de toda una investigación en la que se basó el montaje de Baños Roma.
La subjetividad y el contexto
Baños Roma tuvo como punto de partida una entrevista con Mantequilla Nápoles publicada en La Jornada, en 2009. El reportero Juan Manuel Vázquez relata que el boxeador se negaba a hacer declaraciones, y lo cita: “No, no, no me interesa hablar. No de mí ni de lo que hago. Eso ya pasó, lo que hice ahí quedó… yo ya no existo” (1). Este texto tiene un papel muy importante en la historia que aquí se cuenta, por haber provocado la concepción de una trascendente pieza teatral, a cargo de la compañía Teatro Línea de Sombra, que hoy cuenta con más de cinco lustros de una sólida e innovadora trayectoria.
Así comenzó toda una reacción en cadena que articula procesos creativos con realidades sociales: según Luis Alcocer Guerrero -dramaturgo, guionista e investigador teatral-, la entrevista arriba citada provocó el interés de Jorge Vargas, codirector de Teatro Línea de Sombra, y le hizo recordar el cuento “La noche de Mantequilla”, de Julio Cortázar. Refiere Alcocer: “Este relato mezcla una crónica de la pelea entre Carlos Monzón y Mantequilla Nápoles con una ficción que narra un encuentro entre dos seres siniestros, presuntamente gánsteres, que van a intercambiar algo que parece que es clandestino, durante la pelea. Jorge Vargas se sorprendió, primero de que Mantequilla Nápoles estuviera vivo y, después, por el hecho de que residiera en Ciudad Juárez, que hace cuatro años era la ciudad más peligrosa: había entonces seis homicidios por día. A Vargas le pareció interesante proponer una inversión de la narrativa del cuento de Cortázar: a una crónica sobre Ciudad Juárez, construida por el grupo, se le insertaría una especie de fábula sobre un personaje mítico: el propio José Ángel Mantequilla Nápoles”. (2)
José Ángel Nápoles Colombat, mexicano por naturalización, nació el 13 de abril de 1940 en Santiago de Cuba. Fue boxeador profesional de 1958 a 1975. Ostentó el campeonato mundial de peso welter en dos ocasiones: de 1969 a 1970 y de 1971 a 1975. La importancia de su trayectoria ha sido suficientemente documentada como para agregar más detalles estadísticos. De unos años a la fecha, sin embargo, proliferaron las notas periodísticas que resumen tan brillante trayectoria con encabezados que dicen: “De la gloria a la miseria” o similares. Cierta clase de periodismo es así, señala, y nada más, en el mejor de los casos; porque hay otros en los que la explotación del morbo es patente.
Teatro Línea de Sombra, por el contrario, decidió no conformarse con los señalamientos y entró en acción. O sea: se atrevió a producir un proyecto que supone una compleja dinámica colaborativa. Con base en una meticulosa investigación, concibió una puesta en escena con el peleador como principal personaje. El primer contacto con él ocurrió en 2012, según como lo cuenta Vargas a Emiliano Balerini, de Milenio: “Estando en Ciudad Juárez, y habiendo tenido contacto con Mantequilla Nápoles, conocimos el gimnasio que estaba cerrado. José Ángel ya no iba y el lugar estaba en condiciones lamentables. Fuimos testigos paralelamente de la ruina de ese espacio y la ruina del campeón. Nos propusimos reconstruir el gimnasio, devolverle a la ciudad un espacio deportivo y, para eso, nos apoyamos en el círculo cercano del ex campeón” (3). El título de la obra proviene del nombre del gimnasio: Baños Roma.
El proyecto consiguió la colaboración del Consejo Mundial de Box y de la dirección de deportes de Ciudad Juárez. Además, promovió una solidaria participación comunitaria, formando una red social de apoyo, que contribuyó a renovar el reconocimiento que ya tenía Mantequilla y a recuperar un espacio para que tuviera una finalidad social. La remodelación inició en enero de 2013, y la reinauguración ocurrió dos meses después. El otrora destartalado lugar se transformó en todo un centro cultural dedicado al deporte y a las artes, conformado por un memorial dedicado al peleador, y talleres de teatro, música y literatura. “Paralelamente –cito de nuevo a Balerini- Teatro Línea de Sombra recogió experiencias que se habían logrado en el lugar, y las convirtieron en materia escénica. Baños Roma es el resultado de una trenza que agrupa el contexto y la subjetividad de la memoria de esos días”. (4)
En su página web, la compañía presenta una sinopsis en la que destaca: “La pieza se elaboró como una conjetura sobre algunos aspectos de la realidad social y política mexicana que se ubica lejos de la construcción verídica de los acontecimientos. El interés de la pesquisa se centró en intentar volcar la imaginación en un orden desde donde fuera posible dotar de sentido ficticio al presente incomprensible y ominoso”.
El trabajo narra lo que sucedió a un grupo de colaboradores de la compañía mientras buscaban a un ex boxeador. “En el escenario – seguimos con la sinopsis-, cinco actores y un músico comparecen frente al público y dan cuenta de su propia vivencia, a través de una sucesión de cuadros visuales, a manera de un cómic. El espacio escénico, al inicio desprovisto de escenografía, paulatinamente se transforma en ring, gimnasio, bar, mapa y cementerio”.
Este texto continua en Mantequilla Nápoles: En el entrecruzamiento de las memorias II. #SegundoRound
Referencias
(1) La Jornada, 25 de julio de 2009, versión en línea.
(2) Tierra Adentro, sin fecha, versión en línea.
(3) Milenio, 18 de noviembre de 2013, versión en línea.
(4) ídem.