Texto: Mariela Moreno
Fotos: Mariela Moreno y Susana Colin

La urbe, el maravilloso y caótico resultado del proceso de urbanización, es el espacio que nos tocó habitar. En medio de las arterias de este monstruo de asfalto, donde corren flujos económicos, culturales y sociales, caminan también miles de personas. En el caso de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) según la Secretaría de Movilidad de la CDMX, son cinco millones quienes al día  realizan sus trayectos exclusivamente a pie, claro, antes de la pandemia.

Como señala el especialista en planeación Treviño Theesz, a pesar de que caminar es el principal y más importante modo de movilidad, “hasta apenas 10 o 15 años, caminar no  era tomado como un modo de movilidad digno de ser considerado en los diagnósticos e instrumentos de planeación”.

Tal vez este sea el motivo por el cual las calles, en especial las banquetas por donde transita “exclusivamente” el peatón, son tan diversas. Desde mi perspectiva como usuaria y urbanista, tal situación despierta mi atención y curiosidad, pues puede estar relacionado o no con la zona. Por ejemplo, en Santa Fe, en la Alcaldía Cuajimalpa, a pesar de ser una zona exclusiva, prácticamente no existen banquetas, no hay modo de que se pueda caminar con la certeza de que vivirás.

En cambio, en otras zonas de alta solvencia económica como Lomas de Chapultepec en Miguel Hidalgo, se pueden encontrar diseños de banquetas muy variadas porque van acorde a la arquitectura de las viviendas, lo cual resulta una condición amable para todos.

En colonias populares existe también diversidad. En el oriente, en la zona de la Sierra Santa Catarina, por ser lugar montañoso, la solución de las pendientes de la calle a la entrada de casa las resuelven en la banqueta mediante escalones, rampas y banquitos de diversos materiales. Esta razón, aunada a la estrechez de la banqueta, resulta en un aglomerado de obstáculos para las personas peatonas.

A tal condición habría que sumar el hecho de que la vida pública se da en la calle y aunque parezca obviedad, esto hace que la disposición de las banquetas empeore, ejemplo de ello son los nichos que son construidos para la veneración de alguna imagen religiosa, la colocación de puestos ambulantes o fijos o los ensanches de las casas porque no les dio el espacio. Invasiones del espacio público que suceden aunque no estén permitidas.

Para algunos estas circunstancias podrían ser insignificantes, pero para personas con discapacidad visual o motriz resulta imposible circular libremente. Incluso para  infantes, mujeres embarazadas o personas en tacones, una banqueta con los obstáculos antes señalados puede discapacitar su tránsito, al menos autónomamente.

Vayamos a lo concreto, una breve guía para que puedas evaluar si las calles de tu barrio o de tu trabajo son dignas para los peatones a partir de cinco características. Por cada una que cumpla la banqueta en cuestión, asignas un punto.

Si tu calle cuenta con banqueta, felicidades ya es de gane… Ahora sí:

Accesibilidad Universal. Se podría resumir en algo tan sencillo como que las condiciones físicas de la banqueta permitan que una niña o niño pueda realizar un desplazamiento continuo, seguro y autónomo. Uno de los principales aspectos se refiere a cómo se libran las pendientes y esto es mediante rampas, las cuales pueden variar dependiendo la distancia de 2° hasta 8° de inclinación. Son frecuentes en los cruces y entradas de estacionamiento.

En cuanto al ancho de una banqueta hay diversos parámetros, de los cuales se dice que el espacio mínimo es aprox. 1.20 m libres, para que dos personas en distintos sentidos, puedan pasar al mismo tiempo sin la necesidad de evadir. Entre más generoso sea el espacio, mayor posibilidad para esperar, descargar mercancía o bultos, colocación de vegetación e iluminación. ¿Tu banqueta es lo suficientemente ancha, hay rampas en ella como para que circule cómodamente una silla de ruedas?

Vegetación.Se compone de árboles, arbustos o plantas rastreras. Es importante cuidar que su altura no sobrepase los 60cm (a menos que sean árboles) con la finalidad de no obstruir la visión. Como bien lo decía la escritora Jane Jacobs, seguridad mediante “ojos en la calle”. Aunque no lo parezca, la vegetación también facilita o evita situaciones de riesgo al delito.  ¿La vegetación de tu calle es lo suficientemente corta como para no obstruir la vista?

Seguridad. Como lo acabamos de ver. Mantener una buena altura en cuanto al crecimiento de las plantas forma parte de las medidas para mantener una buena visibilidad y por lo tanto dar la sensación de seguridad. Por otro lado, la iluminación es fundamental para este rubro. ¿Cuando caminas por esa banqueta, te sientes segura/o?

Mobiliario. Es un elemento que podría parecer exclusivamente estético, pero no lo es. Especialmente se enfoca en bancas, asientosáreas con sombra. Propicia que la gente pueda platicar, convivir, cuidarse entre ellos, claro, sin obstruir el paso. ¿Hay alguno de estos elementos en tu calle?

Señalización. Por último, pero no menos importante, las señales nos sirven, para ubicarnos en el espacio. Tan simple como que alguien que apenas conoce el barrio pueda saber dónde está, en qué sentido camina y qué tan próximo está a cierto lugar. ¿Alguien que vaya de paso podría ubicarse fácilmente en tu calle?

Finalmente considero importante señalar que algunos de los desarrolladores de la ciudad no han entendido que las banquetas, además de contribuir a la calidad de vida, abonan en la plusvalía de la zona. Muchos de ellos, para fraccionar lotes más grandes dejan estos caminos peatonales a su mínima extensión, sin considerar que un predio cuya calle es agradable aumenta su valor económico.

 

¿Cuántos puntos obtuvo tu banqueta? Compártenos el resultado en los comentarios.

Dato curioso; se sabe que más del 60% de los viajes son realizados por mujeres en la metrópoli.

Mariela Moreno

Vivo en la colonia Campestre Potrero, Iztapalapa. Por mi formación académica como urbanista (Facultad de Arquitectura de la UNAM) y por mis andanzas diarias me apasiona todo lo relacionado al espacio público: me significan los lugares de encuentro, convivencia, disfrute, enamoramiento y posibilidad de ciudadanía. Me siento con la obligación de contribuir en la consolidación de los mismos, abonando con mi tiempo y dedicación.