Collage y texto introductorio: Brenda Martínez
Esta es la primera vez que armo la entrada de un Diario Colectivo y no puedo más que agradecerles que estén aquí, porque me hacen sentir el amor que nos inunda por una persona, por un nuevo libro, por un nuevo logro, por nuestras ancestras, por nuestras amigas.
La Historia con “H” mayúscula ha sido contada por vaya uno a saber quién, según ellos los idealistas de este país, pero, dónde queda nuestra voz, nuestras pequeñas batallas que significan pasos gigantescos, nuestros años de aguantar la pobreza, de soportar que nos hagan sentir insignificantes además de que esta pandemia está acabando con nuestra cordura. Entonces hay un punto de quiebre en el que nos miramos y escribimos las revoluciones de noviembre.
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Domingo 8 de noviembre del 2020
Sus ojos, vacíos impenetrables
indescifrables, tan irreales
rebosantes abismos embriagantes
en los que perderte es fascinante
rincones tan singulares para encontrarte
o desvanecerte en un instante
capaces de escudriñarte, intimidarte
provocarte y alejarse.
Rendida apartas la vista
de inmediato tropezando
con esos labios provocando
un contacto, una caricia
una leve brisa
pero te limitas
a dibujar una sonrisa.
Volviendo
a la mirada escondida
que cautiva
a esa profundidad adictiva
cierras los ojos
piensas sin prisa
y asimilas como
ebria tu mente tambalea, vacila.
Jessica Díaz
Domingo 15 de noviembre del 2020
Luna nueva
Hay días en los que la oscuridad como posibilidad de luz lo abraza todo.
Hace tiempo que mi abuela no cuenta su pasado. Yo no pierdo la esperanza y cada que la veo le hablo fuerte en el oído para que me escuche: “Abuelita, ¿cómo era la mamá de tu mamá?”
No dice nada y no es necesario. En su olvido me reconozco. Basta tocar sus manos… ¿De qué otra forma podría ser? Si yo estuve adentro de ella, cuando mi mamá se formaba en su vientre; un ser que a su vez contenía en sus ovarios los folículos que el futuro se convertirían en óvulos. Posibilidad de vida, la mía.
Así ella, mi abuela, con la mamá de su mamá. Tal vez por eso le heredó el nombre: Teresa.
Familia de mujeres, una detrás de otra. Guerreras de sus respectivas batallas: la calle, la pobreza, el matrimonio, una madre ausente y fría. Dolor y soledad. Comida, cariño y redención. Aquí crecí, entre mujeres, cuando los hombres aburridos se iban después de comer.
Toco sus manos y lo recuerdo todo. La voz triste de mi mamá, las heridas de mis tías. La esperanza y el amor que en mi hermana y en mí depositaron… después mis primas más pequeñas.
Silencio y sufrimiento. La vergüenza de unas manos arrugadas. Oscuridad que es posibilidad de luz. Descubro la fuerza que encarna ésta, mi luna nueva y todo adquiere sentido.
El ciclo es oportunidad de sanación.
Reconozco en mi cuerpo de mujer la historia de mis ancestras.
La lucha de ellas es mi herencia.
Susana
Viernes 20 de noviembre del 2020
Todos hablan de la Revolución, de aquella en la que se destituyó a un hombre del poder, pero eso no cambió las condiciones de nosotras las mujeres porque, aunque las ancestras participaron activamente, poco sabemos de ellas.
Al convertirnos en ciudadanas de segunda descubrimos otros caminos para encontrarnos para amar-nos y mi revolución ahora es emocional. Este mes he procurado más a todas mis amigas. Con un mensaje, una llamada, un apapacho, un abrazo virtual y ya se… una visita. Porque las extraño y ellas, mis amigas, las mujeres con las que convivo son lo que me permite no colapsar en medio de esta pandemia y mientras que la regla es competir, nosotras nos juntamos para crear y eso es Revolución.
Brenda
Miércoles 25 de noviembre de 2020
ACUMULAR, ACUMULAR, ACUMULAR Y EXPLOTAR.
Otro día frio en la oficina fría que esta aun lado de una entrada al estacionamiento.
Estoy tan cansada, este lugar ya es como un campo de batalla y yo lucho desde mi escritorio, el que todos utilizan como un patio trasero; avientan hojas, revistas, facturas, pegan tickets, hojas de salida, cosas que ni siquiera tienen que ver con mi labor, pero que ellos saben, que yo sabré que hacer con ellas o al menos les buscare un lugar decente, así sea el bote de basura.
Y es que mi trabajo me gusta, pero cansa; cansa ser quien resuelve todo, cansa poner orden, cansa ser cuidadora de todos, cansa hacerse cargo cuando tú no estás a cargo, cansa convivir con la arrogancia de aquellos que ni siquiera te pueden dar las cosas en la mano o te voltean a ver cuándo les estás hablando.
Hoy llegaron con un calentador, mi emoción solo duro un “es para ponerlo en recepción, a poco tú necesitas uno?” que dice mi jefe entre risas burlonas por verme envuelta en chamarras, bufanda y termos con café hirviendo.
No digo nada, solo miro, lo miro con ojos de fastidio y de la nada comienza el vómito verbal de reclamos. ¿Todo por un calentador? No señor, todo por acumular, aguantar y no decir nada.
SASKIA
La madrugada entre el 25 y el 26 de noviembre de 2020
Como escritor independiente, llega siempre el momento vital de querer armarse algo poco más formal. Y para mí, ese suceso se condensó entre la noche del 25 y la exquisita madrugada del 26 de noviembre. Que de algo sirva el 2020. Finalmente pude concretar mi primer libro completamente personal que recorre ejes importantísimos no solo de mi vida, sino también de mi creatividad. Será evaluado y revisado, pero jamás olvidaré el tecleado interminable ante la pantalla, la maquetación cuasi formal de un proyecto que seduce mis alegrías y las convicciones que me mantienen escribiendo ocurrencias a pesar de los funestos rechazos que seguirán viniendo.
¿A dónde llegará el libro? ¿A dónde llegaré yo? La verdad no importa, pero ese 26 de noviembre me abrazó para jamás soltar los recuerdos que me dejará esta grata experiencia durante una época indeseable.
Chris Mediana G.
Jueves 26 de noviembre de 2020
Noviembre me rebasó.
¿Por qué será? No entiendo porque me duele la panza estos días, parece que tengo un nudo en la boca del estómago que me aprieta cuando como y mientras no lo hago.
Llevo cuatro días con el dolor y con la incomodidad, y me pregunto ¿por qué será?
Tal vez se trata del re-confinamiento declarado a principios de Noviembre. Es probable que influya el hecho de que comencé un doctorado en un país donde no hablan mi idioma.
Quizá una de las razones principales es que mi abuelo paterno falleció este mes de coronavirus y no pude estar con mi padre porque estoy lejos comenzando un doctorado en un país donde no hablan mi idioma.
O puede ser el hecho de que a mi hermana le regresó el cáncer de piel y la operan mañana.
A lo mejor son todas esas cosas más la emoción y el miedo de volver a mi país después de un año. Quiero comer delicioso y abrazar a mi familia, pero no me gustaría contaminarlos y me asusta pensar que cada día matan mujeres.
Hoy, por fin, me quedé en la cama a pensar en esto y a abrazarme.
Noviembre me rebasó.
Gabi Q.
Jueves 26 de noviembre de 2020
Cofre de Perote
Ayer por la noche, mientras jugaba scrabble con la familia de mi novio, se escucharon balazos a unas cuadras de mi casa.
Hoy en la mañana me levanté temprano y fui a hacerle la plática al vecino de enfrente.
-no’mbre m’ija eso pasa seguido por acá (acento jarocho), no te preocupes. Antes era peor. Desde que llegaron los Zetas, y ahora el Cartel del Golfo, se escuchan balazos. Hace no mucho balacearon sobre esta calle más al fondo. Dicen que aquí en los volcanes tienen una o dos casas de seguridad.
Mientras iba escuchando al señor se me ocurrió desarrollar una app para poder georreferenciar estos acontecimientos, una herramienta que permitiera a las personas saber exactamente en dónde suceden estas cosas con más frecuencia y en los horarios más peligrosos; pensé que podría ser una buena base de datos para futuras investigaciones. Después de unos segundos me dio miedo.
He vivido tres meses en los volcanes ignorando que alguno de mis vecinos podría ser narco, es cierto que a veces cotorreaba con mi novio sobre eso, pero porque lo sentía lejos… Hace dos vidas todos los días en la costa.
Adenina
Lunes 30 de noviembre del 2020
¿Cuánto duramos?
Duramos lo que puede durar la palabra misma. Duramos cuando nos vemos a los ojos y sonríes nervioso, duramos el tiempo en que ansioso se acerca a tus labios. Duramos el beso. Duramos los otros besos que cada día tienen más chispas. Duramos la llamada para despedirnos. Duramos el conflicto, duramos el final.
Duramos en la clase cuando en la retroalimentación elogia tu trabajo, justo cuando más te odias a ti mismo. Duramos las bromas y la seriedad de su materia. Duramos el entusiasmo en que da su cátedra. Duramos el recuerdo de defenderte de tus compañeras groseras. Duramos en el regalo de tu graduación. Duramos las pláticas sobre sus estrategias didácticas con aquellos que también fueron su maestro. Duramos el shock de su muerte. Duramos las lágrimas porque no crees que falleció. Duramos la memoria que lo mantiene vivo.
Duramos la vez que trajo tu hermana una tierna rata blanca. Duramos los cariños que le dabas. Duramos las veces que le gritabas “gorda” y salía de sus trapitos para saludarte. Duramos las veces que estaba en tu hombro paseando por la casa. Duramos la nariz fría olfateando tus mejillas. Duramos el mensaje de tu hermana diciendo que está enferma. Duramos la última foto que te compartieron de ella. Duramos la tristeza de que haya muerto.
Chmsk