Agosto, dividido en dos, comienza con imágenes lejanas. El amor que dejamos en otra ciudad, la seguridad que viven las mujeres en otros sitios (que parecen otros mundos), el presente alterno que no se vivió y el rencuentro con alguien al que se quiso y aún se quiere.
Estos viajes, sin embargo, nos traen de vuelta al espacio-tiempo que habitamos. Nos reconocemos tres veces rebeldes y, tras repasar lo que fue y sigue siendo, decimos no: a otra cosa mariposa.
La otra parte de agosto fue de acciones, de tomar en el vuelo la vida. Una película en la van que habrá de llevarnos a nuestro nuevo hogar, comenzar a trotar(nos), probar licuados, gaseosas y refrescos en lugares extraños, saborear el caos y ser embestida antes del amanecer.
De lejos y de cerca, nos seguimos leyendo en éste, nuestro #DiarioColectivo.
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Jueves 8 de agosto del 2019
Y después de las entrevistas, los discursos, el coctel, las explicaciones, los chistes, las críticas, los cuchicheos y los fallidos intentos de seducción, por fin terminó mi, por meses esperada, inauguración. Amaneció, y entre esas sábanas blanquísimas de hotel, solo me acompañaba la resaca del vino de honor y de un par de cervezas más de borrachera de buró, que no pude evitar tomarme antes de rendirme definitivamente a la cama. Desde temprano el poderoso sol de estas latitudes reclama la piel de su fiel amante, la ciudad de Chihuahua, así que me levanto a prender el aire acondicionado pues aún sin ropa, el bochorno comienza a hacer imposible seguir durmiendo. Además, tu recuerdo también arde entre mis piernas, y aunque hace más de una semana que no te veo, sigues presente también en mis pechos, en mi boca… ¡no puedo más, pero no te escribo!, pues ayer en la madrugada estaba de borracha enfadosa, escribiéndote arrumacos sin respuesta y me siento avergonzada, por lo que prefiero seguir repasando paso a paso tus caricias en mi reflejo, antes de comenzar el día.
Roxanne
Lunes 12 de agosto del 2019
A l’atzar agraeixo tres dons: haver nascut dona, de classe baixa i nació oprimida.
I el tèrbol atzur de ser tres voltes rebel.
Maria-Mèrce Marçal
Al azar agradezco tres dones: haber nacido mujer, de clase baja y nación oprimida.
Y el turbio celeste de ser tres veces rebelde.
Qué fuerte es darte cuenta de toda la violencia que se ha ejercido sobre ti una vez que llegas a otro continente. No es que teóricamente no fuera consciente de ello, pero vivir dos realidades distintas me partió el corazón. La violencia se apodera poco a poco de nuestra vida cotidiana, de nuestras redes de apoyo, de nuestro cuerpo, de nuestra fuerza; sólo nos queda la resistencia. No hay más, si quieres sobrevivir debes resistir.
Llegar a calles desconocidas me hizo recordar el aprendizaje de toda la vida: estar alerta, siempre alerta para tratar de evitar cualquier agresión o al menos poder pedir ayuda. Durante 20 días caminé con seguridad por calles estrechas y desconocidas a altas horas de la noche, no me preocupaba qué tipo de ropa tenía, no escuché silbidos o “piropos”, no recibí comentarios no deseados sobre mi fisico o mi vestimenta.
Al reunirme con amigas mexicanas sólo escuchaba el mismo comentario: ya no quiero regresar, me da miedo lo que me pueda pasar. Y qué tristeza escucharlo y entender totalmente el sentimiento.
Leí por ahí que nos estamos tomando muy a la ligera la consigna de quemarlo todo y creo que tienen razón. Paredes, mobiliario, vidrios rotos, es lo mínimo que debería esperar la sociedad de un país que muere lentamente, que se acostumbró a escuchar de al menos 9 muertes de mujeres al día, de 29 violaciones, de 43 casos de abuso sexual, o cualquier cantidad absurda de sucesos inéditos, que al fin y al cabo, vivimos en México Mágico.
Algo es seguro, nos une la digna rabia y la fortuna de ser las tres veces rebeldes.
El otoño es naranja
Jueves 15 de agosto del 2019
Soñé que nunca me fui. En esa vida mi deseo de permanecer con ellos fue más fuerte. Las mudanzas, los choques, los momentos felices y los momentos tristes, todo lo vivimos juntos.
De ella nunca tuve que separarme y nos animamos a continuar lo que nunca nos atrevimos. La familia creció y el tiempo pasó entre cielos hermosos y días demasiado calurosos.
Las lluvias, los viajes en metro, los edificios y los temblores se desvanecieron en el recuerdo de un futuro que nunca pasó.
Utopía
Viernes 16 de agosto del 2019
Las cosquillas en los muslos, pero en ninguna otra parte del cuerpo, la fe, el arete en la oreja izquierda, el compromiso intenso con cada cosa que haces.
El terror al ver tu nombre acompañado por la palabra ~ acosador ~. La confusión, las náuseas, el enojo, la empatía, las lágrimas, la vergüenza.
Mis amigas.
La codependencia, tu complicidad, mi esperanza. La culpa, más culpa, mi culpa. Tú: víctima de las circunstancias.
Terminamos, como si no lo hubiéramos hecho. Enamoradxs, confundidxs, tercxs.
Las historias horribles que me contaron de ti. Terminamos de verdad. Me alejé.
La soledad, el miedo, la desesperanza, la incomprensión.
El miedo a ti, tanto miedo. La incapacidad de moverme, de decidir, lo insegura que me volví.
Las amigas, mi mamá, las amigas. La paz, el acompañamiento, el apapacho.
Ideas, planes, esperanza.
Mucho tiempo sin vernos, me daba miedo. Nos escribíamos, sin vernos. Meses, un año, más.
Al fin, nos vimos.
El cariño está, nos queremos.
Eres todo; la magia, el compromiso, el acosador, el gran amigo, el entusiasmo, las mentiras, la alegría, el amor, el miedo, la posesión, el florero, las pulseras, la violencia, el río, el concierto, la hipocresía, el machismo.
Esto es todo, nunca más. A otras cosas.
Soy más yo, más feliz.
P.D. Enterré el cuaderno en la Alameda.
Machincuepa
Domingo 18 de agosto del 2019
Mi anfitrión en Oaxaca me armó con un mecate para amarrar mis cosas y un paquete de palomitas para el camino. Me llevó a la terminal, un beso apresurado y un adiós indefinido.
Las suburban que me llevan a casa tienen tele, aprovecho para dormir durante la primera película. Cuando termina nos ponen otra, y todos despertamos. La gente se ríe y es imposible que dejen dormir al resto hasta que se contagia todo. Pienso que es el momento de abrir mis palomitas, pero no quiero antojar a los demás con ese olor. No hay mejor solución que decidir compartirlas con todos ¿no?
Llegamos y la película no ha acabado. Nadie se baja, pero son las 11 pm y aún tengo que caminar algunas cuadras, así que agarro mis bultos, me despido y huyo con dos finales inconclusos dándome vueltas en la cabeza.
Negrita Cucurumbé
Lunes 26 de agosto del 2019
Estábamos sentados en el suelo viendo una serie de fotos que él había tomado.
La luz estaba apagada, había más personas observando la proyección sobre la pared blanca.
Una imagen hizo que todos los presentes nos riéramos y como es costumbre me desborde en carcajadas. Aproveché para pegar mi cabeza a su cuerpo.
No sé qué fue lo que pasó exactamente en ese momento, mientras todos nos ignoraban, me acerqué más y mi brazo rozó sus muslos, me excité y moví mi mano sobre su pierna, lo sentí, estaba duro. Lo besé, me correspondió y me ayudó a levantarme.
Abrió una puerta negra, cuando di el primer pasó ví el cielo, negro, sin estrellas. Estaba en una casa vieja, pintada de color verde, con infinidad de habitaciones con tamaños irregulares, parecía una vecindad. No recordaba haber entrado ahí.
Lo seguí. “Te presento la cocina”. Era una habitación, como de 6 metros cuadrados, pintada de color mamey y a la mitad de arriba hacia abajo, un tono más fuerte. Las cortinas eran de color naranja, cuadriculadas y con figuras de frutas y utensilios de cocina.
Me saboreó, me embistió con mucha energía. Unas voces me distrajeron, alguien entró a la habitación. Desperté y eran 8:30 de la mañana. Era lunes y debía ir al trabajo.
Serendipia
Jueves 29 de agosto del 2019
¿Haces ejercicio?
Hoy es uno de esos días en los que puedo ir a trotar, digo puedo por que a veces la rutina de esta caótica ciudad, no me lo permite. Y como soy una estadística mas de la enfermedad silenciosa que es el estrés, me recomendaron trotar unas cuantas vueltas al deportivo más cercano.
Honestamente yo me aventé unos tutoriales en YouTube, de cómo empezar a correr, había desde corre detrás de la tamalera, eso no me sirvió de mucho, hasta correr un carro de carreras, que tampoco fue muy útil.
Te dan tips, de comida saludable, ropa adecuada, clases de respiración y así, pero nadie te dice que también hay que ejercitar los valores y el respeto hacia los demás. Hago un ejercicio de observación hacia los practicantes de ejercicio, es decir observo sus acciones y formas de ejercitarse.
Veo a los expertos o sea los que se la saben seguramente han participado en carreras e 5k, 10k o maratones tal vez, los que apenas empezamos, lo que no tenemos ni idea de por donde empezar, los que intentamos y solo logramos cansarnos y con dolor en todo el cuerpo.
Bueno pues esto nos genera cuadros de ansiedad, por querer corre como gacelas, o por lo menos corre de forma adecuada sin tanto esfuerzo.
Así pasa en la vida, no somos iguales cada quien lleva sus propios procesos de vida, en aprendizajes, cada uno se lleva su tiempo en entender las emociones de su cuerpo, los limites y sus debilidades, tanto físicas como emocionales.
No pretendas correr en algo que apenas empiezas, conoce prepárate y ejercita valores, respeta a tus compañeros en la carrera, no les estorbes, si vas a delante observa ligeramente hacia atrás, para saber hacia donde moverte, para no sufrir un accidente, si vas atrás analiza los movimientos de tu acompañante, es probable que ni siquiera se de cuenta que vienes atrás de ella, solo mantén tu carril y se precavido.
En tramos estarás acompañada, en otros sola. A veces ni cuenta te das de dónde estas, debes de ser consciente para tomar la mejor decisión que te llevara a cumplir tus metas, objetivos, tiempos o kilómetros recorridos.
Ejercita tu cuerpo, alma e intelecto.
Shirel
Sábado 31 de agosto del 2019
Lecciones para sobrevivir a los 26 años. Parte VI: Diccionario de chapinismos
Recordemos que en Guatemala se usa como gentilicio Chapin para hablar de los guatemaltecos. Para poder estar en Guatemala tranquilamente decidí introducirme a las prácticas chapinas a través del lenguaje.
A los 26 años visitando un país latino no consideré que algo tan cotidiano pudiera tan… complicado. Me acerqué a la caja porque me encontraba sediento, estaba consciente que estando en el extranjero no todo tiene que ser igual que en mi país, pero ésto fue el colmo.
Pedí un refresco, a lo que me dijeron “tengo horchata, flor de Jamaica, limonada, naranjada y piña”… no supe qué responder… vi el menú y leí “gaseosas”, así que dije “mejor una gaseosa”, y respondieron “entonces tengo coca, mirinda, sprite y manzana”… di un reojo a los licuados y pensé que era una mejor opción “¿de qué tienes licuado?” a lo que respondieron “tengo de banano, fresa, piña, sandía, chocobanano y avena” pedí a lo seguro uno de banano (que fue la primer traducción que deduje de plátano), mas me preguntaron “en agua o leche su licuado”.
Yo, todavía procesando que para lo que en México es refresco en Guatemala es gaseosa, o a veces agua (sí, a la coca le dicen agua); lo que es agua simple allá, acá es agua pura; que si pides refresco en Guate realmente estás pidiendo un agua de sabor en el entendido mexicano, y que el licuado puede ser de agua o leche porque en ambos casos se licuan los productos…
Yo, pues quise experimentar…
Resulta que el licuado de piña en leche sabe a mierda y supongo que mi bebida extraña aun quedó “olvidada” en la banqueta de la 6a avenida en Zona 1.
Chmsk
Sábado 31 de agosto del 2019
El caos como producto comercial, sería una bebida caliente embotellada con corcho, para que ninguna persona saliera bien librada al querer probarla.
Si se pudiera saborear,
el caos sabría a agosto.
Una mezcla salada de la suma de lágrimas derramadas tras un orgasmo en el jacuzzi de un hotel,
y aquellas que cayeron en la tierra fértil del cementerio, al despedir al tío en su última morada.
Mezcal, mariguna y antibióticos, todos juntos y por separado,
adentro de una patrulla camino al ministerio publico,
saliendo del doctor por tercera vez en la misma semana,
y en la sobremesa de una boda tropical.
Pastel sabor gansito y chelas con un toque de sudor,
para sobrellevar la mudanza de amigas cercanas,
y recibir a gente nueva en casa.
El caos apesta, pero entre tus brazos, huele a miel.
Mariquita López