“…No es fácil expresar lo que has cambiado.

Si ahora estoy viva entonces muerta he estado…”

Carta de Amor, fragmento. – Sylvia Plath.

 

Me gustaría que iniciaras con un pequeño autoanálisis contestando la siguiente pregunta: ¿Qué sería de tu vida si no hubieran pasado las crisis que has vivido?

Todas y todos estamos expuestos a experimentar, en cualquier momento de nuestras vidas, alguna crisis, que puede ser causada por una desorganización emocional, una perturbación o algún colapso en las estrategias que empleamos para afrontar nuestros conflictos.

Estas características no son más que esas sensaciones de sufrimiento y/o desequilibrio en nuestras vidas, y pueden deberse a algún evento, como cuando nos cortan en una relación, perdemos a un ser querido, reprobamos una materia, nos vemos obligados a cambiar nuestra rutina por cuestiones de salud,  somos testigos de algún robo o bien nos roban, no sabemos qué hacer ante una situación que nos acompleja, entre otras, pero ¿de verdad son necesarias las crisis en nuestras vidas?

Antes de responder la pregunta, definamos, ¿qué es la crisis?

Uno de los teóricos más representativos de la psicología sobre intervención en crisis nos dice que:

“Una crisis es definida como un estado TEMPORAL de trastorno y desorganización caracterizado principalmente por una incapacidad de la persona para manejar situaciones particulares utilizando maneras acostumbradas para la solución de sus problemas, esta situación tiene el potencial para tener un resultado radicalmente o positivo o negativo.” 

Con esto, el autor busca decirnos que, vivir una crisis es sólo por un tiempo breve, puede surgir en cualquier momento de nuestras vidas y que, en sí misma no es mala, sino que, la forma en la que resolvamos nuestras crisis, determinará si las secuelas en nuestra vida serán positivas o negativas. Cataloguemos una crisis como un parteaguas; nos ayuda a crecer o a estancarnos, de ahí la importancia de identificarlas para posteriormente trabajarlas y para que, al superarlas, terminen siendo logros desbloqueados en nuestras vidas.

Ahora, seguramente te estarás preguntando ¿qué hace que una crisis se convierta en crecimiento personal mientras que otra genera daños o problemas psicológicos subsecuentes?

La respuesta es sencilla, apuesto a que tú la sabes pero nunca habías aterrizado o puesto en práctica el pensamiento.

Slaikeu, en el año de 1996, definió varios factores que influyen de manera importante en la toma de decisiones ante una crisis:

– La gravedad del suceso que la causa: Si es una situación fácil de sobrellevar para ti o te sobrepasa. Ejemplo: no será lo mismo que afrontes una crisis común de crecimiento, tal como una necesidad de involúcrate al ámbito laboral seguido de egresar de tu carrera, a que te enfrentes a presenciar un choque o una muerte de algún familiar. Habrá crisis más complejas que otras y esto hace que, por ende, haya crisis más fáciles de afrontar.

-Recursos personales: A lo largo de nuestra vida y, para ser más precisos, desde recién nacidos, comenzamos a desarrollar herramientas para la vida, herramientas que nos ayudarán a sobrellevar efectivamente las problemáticas que se ponen en nuestros caminos, o bien desarrollar barreras y actitudes que nos harán evadir situaciones parecidas (esas situaciones donde nos sentimos en un estado de alerta, peligro o nos ponen la piel de gallina) o actuar de una manera no tan eficaz o positiva para nosotros, nosotras o los demás. Es por eso que, los recursos personales con los que contemos son cruciales para enfrentar las crisis.

Ejemplo: podría ser que a algunas personas les sea más fácil sobrellevar la muerte de algún ser querido que a otras, una misma situación puede ser vivida de diferentes formas, esto depende, en gran parte, de nuestros recursos personales. Esta información nos ayudará a comprender mejor a las personas y a dejar de creer que, porque a nosotros o nosotras se nos parece fácil lo que esté pasando otra persona, significa que para ella sea igual de fácil. Seamos más conscientes de ello, no todos sabemos vivir de la misma forma.

Contactos sociales recurrentes. La ayuda de otras personas es vital para el manejo de las crisis. Debemos recordar que somos seres sociales, y el apoyo de las personas es un punto que puede ayudar o limitar nuestra resolución efectiva de la crisis. No va a superar una crisis de la misma manera una persona que cuente con apoyo social (familiar, amigos, amigas, compañeros de escuela, trabajo, gente que iba pasando y le preguntó si necesitaba algo…) a otra que no cuenta con dicho apoyo.

Como podrás ver, un individuo no tiene el mismo soporte que el otro. Este punto es importantísimo, como sociedad creemos que TODAS Y TODOS tenemos las mismas oportunidades y que podremos aprovechar de igual forma lo que se nos ofrece, pero no es así. Hay condiciones (económicas, sociales, de género, de educación…) que, o nos limitan o nos ayudan a desarrollarnos plenamente, incluso más en episodios de crisis.

Muchas veces, en la vida cotidiana, vemos a personas que pasan por situaciones conflictivas, y ¿qué hacemos para apoyarlos? Debemos ser más empáticos y demostrarles que pueden confiar en nosotros o nosotras y no tener miedo de escucharles, porque a fin de cuentas, es más reconfortante el ayudar que el quedarnos con el pendiente o con las ganas de hacerlo. Es claro que no me refiero a que hagas intervención en crisis, eso sólo un profesional puede hacerlo, pero sí podemos prevenir crisis futuras dando seguridad a las personas de que podemos apoyarlos en lo que podamos y no cerrarnos en nuestros mundos.

COMO HACER UNA RESOLUCIÓN EFECTIVA DE UNA CRISIS

Es importante estar dispuestos a tender la mano, a escuchar y generar en la sociedad una herramienta indispensable para que nuestras crisis cotidianas nos sirvan como aprendizaje significativo: resiliencia. (Capacidad de la sociedad de afrontar las problemáticas de manera positiva).

 En el momento que tengamos una crisis procuremos contarle a alguien de nuestra confianza, amigos, amigas, hermanos, tíos, tías, vecino, vecina, y si verdaderamente no hay nadie a disposición, existen líneas de atención de emergencia donde profesionales del tema estarán dispuestos a apoyarnos o canalizarnos con otras instituciones las 24 horas del día, tales como el 911, Locatel, o Saptel, la línea de atención psicológica de la UNAM. Cada estado tiene formas diferentes de actuar respecto al tema, por lo que te recomiendo investigar las instituciones donde puedes apoyarte.  

Es también indispensable el apoyo profesional posterior a la crisis, entre más fresca la vivencia, mejores aportaciones al trabajo psicológico se podrán realizar. Recuerda que dejar inconclusas las crisis es limitar el desarrollo personal que esta pudiera generar. Te conviene no dejarlo al aire, generalmente “creemos” que se nos pasa y con eso es suficiente, pero no; sentirnos estables después del suceso de la crisis, no significa que nuestro problema esté resuelto. 

Es fundamental que demos continuidad luego de la crisis y asistamos a atención psicológica, si queremos que dicha crisis se convierta en aprendizaje y no en problemas psicológicos subsecuentes que, incluso, podrían llevarnos a condiciones más complejas. Una crisis, por más mínima que aparente ser, no es un juego.  Aprendamos a escuchar nuestras propias necesidades y a buscar satisfacerlas, las crisis nos ayudan a eso. Más vale prevenir.

Como dice Sylvia Path, “No es fácil expresar lo que has cambiado. Si ahora estoy viva entonces muerta he estado”. Una crisis no es negativa en sí misma, no debemos temerle, a fin de cuentas, es sólo un mecanismo que nos ayuda a aprender, mejorar y crecer, si la vivimos adecuadamente. Sin crisis nosotros y nosotras nunca nos desarrollaríamos, sin estas pequeñas muertes, no seguiríamos vivos.

 

Bibliografía

Slaikeu, K. A. (1996). Intervención en crisis: Manual para práctica e investigación. Mexico: Manual Moderno.

Fotos

Bárbara Zepeda