Los premios no son ni serán nunca verdades absolutas
Desde chicos nos hacen creer que ganar premios es algo importante, nos educan y crecemos para conseguir ese objetivo, sin embargo, cuando se trata de premiar cosas tan subjetivas como el arte, los criterios de evaluación se vuelven muy subjetivos.
Aunque hablando de cine existen cosas que si se pueden evaluar formalmente, como la puesta en escena, la fotografía, etcétera, el que una película gane un premio, o no, dependerá al final de los gustos y objetivos del jurado que califica, de las condiciones políticas y sociales que se viven en ese momento, y, en algunas ocasiones, de la suerte. Es tan importante la película que se alza con la Palma de Oro (máximo galardón otorgado por el festival de Cannes) como la que no gana nada. Al fin y al cabo hay audiencias para todo tipo de películas y, como dicen, en gustos se rompe el género.
Grandes cineastas como Charles Chaplin, Alfred Hitchcock o Stanley Kubrick, nunca recibieron una estatuilla, y hoy en día los recordamos como unos verdaderos genios.
Es así como llegamos al día de hoy, en el que quiero compartir mi –muy personal– top tres de películas que no se escuchan ni por equivocación durante esta popular temporada de alfombras rojas.
- Paterson de Jim Jarmush. Aunque se estrenó mundialmente en el festival de Cannes de 2016, no fue sino hasta mediados de 2017 cuando tuvo un estreno relativamente modesto en carteleras nacionales; y gracias a que formó parte de la 37 edición del Foro Internacional de Cineteca Nacional. Paterson es la más reciente película de ficción realizada por Jim Jarmush, un nombre clave dentro del cine independiente de Estados Unidos, conocido por otras obras como Bajo el peso de la ley, Noche en la tierra, Hombre muerto, o, más recientemente, Sólo los amantes sobreviven. Relata la historia, a ritmo lento, de Paterson, un conductor de autobús y poeta aficionado que vive con su novia y un perro. La película es un homenaje al poeta William Carlos Williams y a la figura de la otredad e individualidad. Está protagonizada por Adam Driver, a quien ahora conocemos por ser el líder del lado oscuro en las nuevas Star Wars. Bonus: en una de las escenas de la película, hay un pequeño regalo para los cinéfilos más clavados, sobre todo si también les gusta Wes Anderson.
- El seductor de Sofía Coppola. Estrenada también en el festival de Cannes, ahora sí de 2017, donde Sofía Coppola se alzó con la presea de mejor dirección. Es un remake de una película dirigida en 1971 por Don Siegel. Trata de la inmersión de un soldado enemigo dentro de una escuela para señoritas en el sur de Estados Unidos durante la Guerra Civil. Inmersa en un universo dominantemente femenino, la directora logra actualizar la película original y sobre todo brindar mayor complejidad y humanidad a los personajes. Resulta además una propuesta diferente respecto al tema, pues hay muchos westerns que hablan del conflicto desde la zona de guerra, pero muy pocos lo tocan desde la esfera de lo privado y doméstico. Aunque Sofía Coppola, haciendo honor a su apellido, ganó y ha estado nominada en distintas ocasiones a los Óscar; El Seductor no figura en ninguno de los premios. Ni siquiera a pesar de contar con un elenco envidiable para cualquier producción hollywoodesca (Collin Farrell, Kristen Dunst, Nicole Kidman y Elle Faning), ni de tener elementos formales de primera calidad como el vestuario y todo el diseño de producción.
- El sacrificio del ciervo sagrado de Yorgos Lanthimos. Este es el espacio en el top tres en el que no estaba segura cuál película poner, pero me decidí a escribir sobre esta porque es de las películas más perturbadoras que vi en este 2017. Desconozco si ya se estrenó comercialmente –bendito seas internet. En Cannes obtuvo el premio al mejor guión en 2017. Es necesario decir que el director, de origen griego, es un heredero de las más puras tragedias clásicas con una mezcla de terror kubrickeano. En este, su segundo largometraje en idioma inglés, relata la pesadilla que vive un matrimonio de clase media alta al ver destruida su zona de confort, y su rutina tras un extraño padecimiento que sufren sus hijos y al que ningún médico puede dar fin. Resumir así la película es un tanto injusto, porque al mismo tiempo es mucho más que sólo eso, es una película de redención, de las perversiones humanas, de venganza. Tiene una puesta en escena que hace referencia inevitablemente a El Resplandor y hace uso de los grandes angulares que resultan mucho más ricos que cualquier plano cerrado. Yorgos Lanthimos es sin lugar a dudas un autor con una voz muy potente y única, interesado en el lado oscuro del corazón. Bonus: los protagonistas de esta película son Nicole Kidman y Collin Farrel, los mismos que en El Seductor, resulta interesante verlos en este registro tan distinto.
En la categoría de películas del 2017 en Wikipedia, aparece un total de 347 títulos, una cifra que me parece baja, tomando en cuenta que en México, según el anuario del IMCINE se hicieron 162 filmes en 2016, y estamos hablando sólo del territorio nacional. Resulta verdaderamente imposible ver la totalidad de las películas producidas en el mundo en un año, sin embargo, siempre podremos contar con ciertos criterios que nos ayuden a elegir cine de calidad. Aunque los premios sirven de algo para este propósito, no son ni serán nunca una verdad absoluta.