Yo trabajo
Tú trabajas
Él /ella Trabaja
Nosotros trabajamos
Todos trabajamos
Trabajo, trabajo, trabajo
Probablemente la palabra trabajo sea la única dentro de todo el léxico que tiene una connotación negativa y positiva al mismo tiempo. Cuando las personas te dicen que trabajan, nunca se sabe si felicitarlas o compadecerlas. Así es el mundo en el que vivimos. En un mundo perfecto y feliz deberíamos felicitar a las personas que trabajan, y no solamente porque tengan la fortuna de trabajar, sino porque tengan la suerte de trabajar en algo que les apasione y que los haga felices. Creo que eso podría ser la base para un mundo mejor.
Viene a mi mente la imagen de Charlot en Tiempos Modernos, atorando las tuercas, siendo llevado entre los engranes de las máquinas; totalmente enajenado de sí mismo, siendo un obrero casi al borde de la esclavitud. Es una película de ficción, pero lamentablemente es esa la realidad para muchas personas.
Por eso me siento afortunada (y espero que tu también te sientas afortunado, queridísimo lector) de poder trabajar en algo que me apasiona.
Yo hago cine, o por lo menos eso intento. Ojalá pudiera grabar la reacción de las personas cuando les digo que estudio cine. Se les iluminan los ojos y todos sonríen, como que no se la creen al principio, pero terminan siempre por decirme: “wow, qué chido” -aunque después me dan unas palmaditas en el hombro, porque saben que del cine no se puede pagar la renta, pero esa es otra historia.
Cumplí el sueño más loco que tuve durante mi niñez, pero sé que hay gente que no sigue los suyos y que nunca llegan a ser los astronautas, presidentes, súper héroes o lxs cineastas que querían ser.
En un mundo feliz, los artistas trabajan creando su arte. En este mundo loco en el que nos toca vivir, los artistas tienen trabajos “formales” para poder sobrevivir y, aparte, ocupan las noches para crear.
Creo que dedicarse al cine o a cualquier otra disciplina artística también es un trabajo y deber ser valorado como tal, ¿A quién se le habrá ocurrido lo de “por amor al arte”? ¿Dónde queda pues, el amor al trabajo? Ojalá no existiera el amor al arte. En un mundo feliz, las personas son felices trabajando. Las personas trabajan porque son felices. Son felices porque trabajan.
Ojalá no existiera el amor al arte. Ojalá no fuéramos más que esclavos de nosotros mismos, y del tiempo. Porque, como dijo Tarkovsky, “el cine es el arte de esculpir el tiempo”. Ojalá tenga una vida larga y feliz para poder seguir siendo la simple obrera del tiempo que escribe de vez en vez, cuando no puede dormir