Las relaciones internacionales se llevan a cabo en un espacio anárquico construido a través de la historia por diversos actores
Te doy la bienvenida al mundo de las Relaciones Internacionales.
Permíteme llevarte de la mano hacia el lugar donde se decide la realidad en la que vives y disipar dudas que seguramente te habías planteado como: ¿por qué todo el mundo está al pendiente de lo que sucede en Estados Unidos? o ¿por qué hay tanto alboroto en Medio Oriente? Por supuesto, no todo lo resolveremos en un artículo, pero, por ahora, esto es lo que tienes que saber:
Cada país, que de ahora en adelante los referiremos como “Estados”, se encarga de asuntos dentro y fuera de su territorio; todos los asuntos exteriores, son lo que llamamos relaciones internacionales. Por otro lado, Relaciones Internacionales (así, con mayúsculas, o, en su abreviatura, RRII) es la ciencia social que se encarga de estudiar dicha interacción entre Estados.
Lo primero que quiero que entiendas sobre estas dos dinámicas (la nacional y la internacional) es que rara vez se corresponden. Esto se debe a que, en el “juego” de las Relaciones Internacionales, si bien es cierto que cada Estado vela por sus propios intereses, la estrategia con la que cada uno “juega” depende en gran medida de su posición en el Sistema Internacional, y, dada la creciente interdependencia entre Estados es prácticamente imposible salirse de esta dinámica y vivir bajo sus propias reglas.
Las relaciones internacionales se llevan a cabo en un espacio anárquico construido a través de la historia por diversos actores. A este espacio se le conoce como Sistema Internacional -o arena internacional-. Ahora, probablemente te hayas asustado al leer “espacio anárquico”, y es que sí, vivimos en un mundo anárquico -formalmente hablando- ya que no tenemos un gobierno que regule el comportamiento de los Estados en la arena internacional.
Lo anterior no significa que cada uno haga lo que se le venga en gana; Sí existen reglas escritas -y no escritas- que regulan este Sistema y estas son “veladas” por los Estados con más “poder” (en un momento te hablaré de esa palabrota).
En el párrafo anterior, leíste qué “actores” construyeron este Sistema Internacional, ¿Quiénes son esos actores? Actualmente son: los Estados (países formalmente reconocidos por las Naciones Unidas y que se caracterizan por tener población, territorio y gobierno), líderes internacionales (cuyas voces tienen el peso suficiente para mover masas y generar impacto en el mundo, como Martin Luther King o Malala), Organizaciones No Gubernamentales como Amnistía Internacional o Green Peace (las famosas ONG’s, u OSC’s, Organizaciones de la Sociedad Civil), Organizaciones Intergubernamentales (OIG’s como la UNESCO, organizada entre varios Estados), y, finalmente, la sociedad civil (nosotros).
Todos estos actores influimos en la configuración de esta arena internacional, y, aunque te puede sonar bastante lógico que prácticamente todo el que se mueve y habla es considerado como actor internacional, tienes que saber que no siempre ha sido así. Anteriormente, cuando comenzó el sistema de estados en el mundo (y donde nació este bello “juego” de las RRII), exactamente en 1648, con la paz de Westfalia, los únicos que eran considerados actores en esta arena internacional eran los Estados. Poco a poco, con la complejidad en la que se fue desenvolviendo el mundo, estos actores comenzaron a ser más, a un grado tal que, si antes los únicos que podían participar en las relaciones exteriores eran los Estados, hoy, con la ayuda de la tecnología, tú y yo podemos hacer “política internacional” a distancia de un tuit.
Regreso a la palabrota que mencioné en el segundo párrafo: “Poder”. El poder se puede definir como la capacidad de influir en el comportamiento de los demás, pero, en las RRII, el poder se divide en dos tipos: duro y blando (Hard power y Soft Power). El primero se refiere a aquel que se ejerce con la capacidad económica y militar de los Estados, el segundo, más sutil, es el que se lleva a cabo con la capacidad de influenciar por medio del discurso, la cultura -películas, música, tradiciones, etc.- y la educación.
Hace algunos años, el poder que realmente importaba era el poder duro, en ese momento, los Estados poderosos eran aquellos que tenían suficiente capacidad económica y, sobre todo, militar. Lo anterior se volvió muy evidente durante la Guerra Fría, donde el mundo se dividió entre Estados Unidos de América y la Unión Soviética, los dos Estados con mayor Hard Power en el momento. Sin embargo, desde mi punto de vista, es justamente en este periodo que el poder suave empieza a destacar a la par del poder económico y militar, ya que los dos Estados líderes comienzan a exportar su estilo de vida y su influencia cultural al resto del mundo.
Ahora, con todos estos antecedentes, ¿en qué parte del juego nos encontramos actualmente en las Relaciones Internacionales? y ¿por qué todo el mundo dice que es un momento “interesante”? básicamente porque nos encontramos en una etapa de ajuste o de cambio en la dinámica que teníamos hasta hace un par de años. Si bien es cierto que lo único constante es el cambio, aquí lo sorprendente es que el mundo parece ir en una dirección contraria a la que se estaba construyendo.
En este momento de la historia, que algunos han comenzado a llamar la “post-verdad”, estamos regresando a una sociedad individualista donde los Estados se ocupan únicamente de conseguir poder –duro- a expensas del otro y bajo medidas proteccionistas que poco toman en cuenta temas de desarrollo social, desigualdad y -ya ni se diga- medio ambiente.
Se dice que 2016 fue controversial por el rumbo de tres acontecimientos que dejaron en claro este vuelco a una nueva realidad internacional: 1) El rechazo de la sociedad a firmar un acuerdo de paz entre el gobierno de Colombia y el grupo guerrillero de las FARC. 2) La decisión de los ciudadanos británicos de salirse de la Unión Europea y con ello abandonar uno de los procesos de integración más avanzados en el mundo y al que muchos – como América Latina- veían como ejemplo y modelo a seguir.
Y finalmente, 3) la elección de Donald Trump como el 45 presidente de los Estados Unidos de América. Trump, quien para muchos resultaba una buena broma de la política estadounidense, ahora tiene en sus manos la capacidad de revocar muchos de los avances políticos y económicos que Estados Unidos había construido dentro y fuera de sus fronteras. La política de Trump, que hasta hoy se ha enfocado en cumplir la gran mayoría de sus promesas de campaña – como construir un muro fronterizo con México, salirse del TPP o replantear el TLCAN- deja en claro su inclinación hacia ese mundo de naciones aisladas y desesperadas por acumular Hard Power.
La buena noticia para todos los que estamos preocupados por la continuación de estos tres sucesos es la complejidad misma del Sistema Internacional. Recordemos que no hay un gobierno común que regule el comportamiento de los Estados, y que existen reglas escritas y no escritas veladas por más de uno de ellos. Recordemos también que hay varios actores que configuran el devenir de la arena internacional (entre ellos nosotros, la sociedad civil) y que la complejidad del Sistema Internacional ha hecho que los Estados dependan cada vez más entre sí, viéndose en la necesidad de moderar su comportamiento.
Todo lo anterior se desenvuelve en un mismo lugar, con tendencias, límites y contrapesos; en el marco de una de las ciencias sociales más complejas, cambiantes y apasionantes de nuestros tiempos, las Relaciones Internacionales. Bienvenido.