¿Qué te provoca esta fotografía? ¿Cuál crees que sea la historia de esta familia? ¿Qué aspectos de esta imagen son los que se te hacen más difíciles de comprender? ¿Identificas algún prejuicio en ti al reflexionar en torno a esto?

Con estas preguntas en el pizarrón y una copia de esta fotografía, mi profesora de psicología inició su curso: “Sexualidad y género”. Tras leerlas y contemplar la imagen, yo enmudecí. No entendía lo que veía. No sabía nombrarlo. Muchos pensamientos y preguntas llegaron a mi mente: “¿Eso existe? ¿Un hombre embarazado? ¿Cómo es eso posible?”. Intenté escribir una historia “coherente” sobre la vida de esta familia, para mí, en ese momento fue sencillo pensar la típica historia de amor romántico: matrimonio, adopción de hijos y embarazo para reforzar el vínculo de parentesco. De esta manera, todo en mi mente comenzaba a tener sentido, o al menos eso intentaba, hasta que la profesora nos narró la verdadera historia de Scott Moore y Thomas.

Ellos son un matrimonio norteamericano de hombres trans1, que en 2010 decidieron hacer pública la historia de su embarazo. No sólo para dar visibilidad a la comunidad trans, sino, principalmente, para denunciar los actos de discriminación y violencia por los que su familia atravesaba a diario, tanto en el vecindario donde vivían como en las instituciones de salud, donde les fue muy complicado encontrar un(a) médico(a) que quisiera brindarles atención, situación que puso en riesgo la vida del bebé y del padre Scott Moore2.

Ha pasado un año desde que tomé aquella clase, y sin duda el conocer esta historia fue para mí el inicio de uno de los viajes intelectuales más apasionantes de mi vida, hasta el momento. Me condujo a reflexionar sobre ámbitos que nunca había cuestionado como  ¿Qué es ser mujer? o ¿Qué es ser hombre? El estudio de estos temas también me brindó la posibilidad de observar las implicaciones políticas que existen detrás del ejercicio de la propia sexualidad y la identidad de género, lo que terminó de dar sentido a mi formación como científica política.

Este viaje me ha permitido darme cuenta de cómo es que estratégicamente se ha configurado la discusión en torno a la sexualidad y el género dentro de una esfera “privada” y sobre cómo ésta se ha constituido como algo baladí. La investigación que he realizado, más que volverme una experta, me ha permitido conocerme más a mí misma y comprender mejor a quienes me rodean. Sin duda, éste proceso no hubiera sido posible sin el legado de las teorías feministas, fueron éstas las primeras en cuestionar el género, la sexualidad y las identidades, entendiéndolos como construcciones sociales que aprendemos, reproducimos y reconfiguramos.

¡Les invito a comprender el mundo de una manera nueva juntos, conozcámonos, intercambiemos conocimientos y prácticas, cuestionemos el presente y debatamos en voz alta sobre nuestros cuerpos, deseos y configuraciones!

¡Gracias a todo el equipo de Baladí por esta oportunidad de empezar de nuevo!

  1. Si bien mi propósito en esta ocasión no es profundizar sobre el tema de las identidades trans,  para comprender esta historia mencionaré que ambos padres nacieron con genitales asignados culturalmente como femeninos. Posteriormente, al no sentirse identificados con el modelo sexo-genérico asignado (mujer), ambos a lo largo de su vida reconfiguraron sus cuerpos, mediante un proceso hormonal, para así concretar su construcción como hombres trans. A diferencia de su esposo Thomas, Scott no se realizó ninguna cirugía de reasignación genital, por lo que conservó siempre sus órganos reproductores femeninos, haciendo posible, mediante inseminación artificial, su embarazo.
  2. Para más información sobre la historia de vida de esta pareja trans visite: http://www.advocate.com/arts-entertainment/features/2010/03/09/not-so-curious-case-scott-moore